Conxita Pérez me pide que le haga una introducción para la colección de fotos que hoy presenta en Amigos Viajeros. Son fotos de animales que ha ido haciendo en sus viajes. Ahí voy.
Cuando alguien hace una barbaridad, soltamos eso de «¡Qué animal!». Vale también lo de «¡Qué salvaje!» o «¡Qué bestia!». Son de las expresiones menos logradas del idioma. Los animales no hacen guerras, los animales no torturan, no han inventado la bomba atómica o las armas químicas, no matan por placer, no polucionan…
Lo que no se de donde sale es aquello de «¡Qué mono!», y lo de la «memoria de elefante» esta muy en desuso. Normalmente a una persona fea se la despacha con un «¡Vaya bicho!», a un traidor se le trata como una «rata» o una «víbora» y ante un listillo exclamamos lo de «¡Vaya pájaro!».
Tampoco se dice ya eso de «Te has portado como un jabato» y, en cambio, que te llamen «cerdo», «perro» o «cabrón» está al orden del día y no precisamente para alabarte.
Es cierto que todavía hablamos de alguien «fuerte como un toro», pero parecer un «gorila» es más bien despectivo. Y «nadar como un pez», «correr como un galgo», ser «fiel como un perro» o «luchar como un león» no deja de ser el reconocimiento de obviedades.
No, el idioma no trata muy bien a los animales y, mira, a mí me parece que, si al animal racional le sobra algo, no es precisamente lo de animal.
Y ya os dejo con Conxi y esta preciosa «expo» de fotos de bestias salvajes muy, muy animales. ¡Salud!
