Amigos Viajeros. Los Viajes de Paula.

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Me decía ayer Paula que, en su confinamiento temporal, había sido un placer volver a viajar a través de escribir este post para Alas y Viento. Para mí, exactamente igual, he disfrutado como un niño con su juego preferido leyendo su artículo y rememorando los lugares que iba citando…

Paula viaja con su marido y sus hijas. Es su apuesta de vida, una apuesta muy a contracorriente, y el regalo que con ella les están haciendo a esas niñas es de un valor incalculable. Esta sección de Amigos Viajeros se inició, hace ya casi 1 año y medio con un post de otra familia, la de Susana y Freddy y es que a mi me flipan las familias viajeras.

En esta época que nos ha tocado vivir, Paula nos saca de nuestras casas y nos da un paseo por el Mundo que tiene hoy el valor de los sueños.

¡Gracias amiga!


Me llamo Paula y tengo una familia aventurera. Un poco loca y un poco cuerda.

Loca, porque hay que reconocerlo, hay que estar un poco loco para decidir en medio de unas vacaciones que no vuelves a casa, que lo dejas todo y sigues viajando, sin más.

Cuerda, porque pensamos que, pudiendo (como podíamos), era una locura no hacerlo. Y lo dejamos todo. Y nos llamaron irresponsables e inconscientes, a la cara y por detrás. Pero nos fuimos, porque la vida es un regalo prestado que cualquier día tenemos que devolver. Y, precisamente, pensando en algunos amigos que nos habían dejado hacía poco, pensando en qué habrían hecho ellos si lo hubieran sabido, dimos un portazo y nos lanzamos a vivir.

Y de este modo, tan insensato y tan pensado, empezamos a viajar, a descubrir el mundo con ellas, con nuestras hijas, Sofía y Paula de 8 y 10 años, empezamos a sorprendernos a diario, porque nosotros viajamos sin planes, sin horarios ni rutas, reservando de un día para otro, sintiéndonos libres de quedarnos más tiempo en un destino que nos atrape, o de irnos de repente a cualquier lugar que algún viajero nos haya dicho que vale la pena. Viajar sin planes es un sentimiento puro de libertad.

Poco a poco, fuimos alargando el viaje, de 4 meses pasamos a 7, a 12  y fuimos dando la vuelta al mundo, durante 18 meses de felicidad absoluta, esa que dicen que no existe.

 

Más de 30 países, 6 maravillas del mundo, y mil historias inolvidables.

Hay quien me pregunta si es seguro viajar con niños a según qué sitios. Tengo que decir que, como estamos un poco cuerdos, no hemos hecho muchas locuras (al menos conscientemente, alguna sí, pero sin querer) y nunca, o casi casi nunca nos hemos sentidos inseguros. Tampoco ir con niños ha supuesto nunca una limitación, al contrario es un placer.

Nuestra ilusión era conocer las grandes civilizaciones, cómo es la Tierra y lo que el mundo ha sido.

Así fuimos visitando los mayas, aztecas, incas, los pueblos del Altiplano, los indios nativos norte-americanos, pasando por la polinesia, los japoneses, chinos…y acabando con los árabes, egipcios, y las tribus ancestrales de África; un poco de todo, para que vieran que nuestro mundo es, en realidad, una parte muy pequeña de la humanidad.

Y en el camino vimos volcanes, géiseres, acantilados y cascadas, selvas y pampas, montañas de colores y las cordilleras más altas, arrecifes y salares, cuevas inmensas, glaciares y desiertos, ríos, mares, cenotes y lagos…un planeta absolutamente increíble y maravilloso.

Pasamos por todos los climas, y vimos tantos animales como los de los documentales; cocodrilos, caimanes, tiburones, tortugas, monos, serpientes, cientos de peces de colores en los arrecifes de Hawaii, los delfines rosados la amazonia…

Probamos tantos frutos que no sabíamos ni que existían, tantas comidas que no olvidaremos, como la cazuela Chilena, el pastel de choclo, los momos y el Dhal Bat de Nepal, el Pho de Vietnam, el mango sticky rice y la ensalada de papaya de Tailandia, los currys en la India, las empanadas en Bolivia, los ceviches de Perú, el Ramen en Japón!!! la Ingera etíope o.los Hummus de Jordania, y aquellas berenjenas caramelizadas en China…ummm la comida China! Cómo hemos disfrutado comiendo por todo el mundo!

Y tuvimos mil aventuras, dormimos muchas veces bajo las estrellas, volamos en parapente en Nepal, hicimos un curso de submarinismo en Honduras, bajamos la carretera de la muerte en Bolivia (tuvimos que comprarle a Sofía la bicicleta porque no había tan pequeñas para ella), surfeamos las dunas más altas de Sudamérica en Perú (yo bajé rodando); hicimos un trekking de 6 días en los Himalayas, vimos el Everest cuando volábamos a China, estuvimos en zonas muy perdidas de la Gran Muralla China; hicimos cursos de cocina en Tailandia; se nos paseó un escorpión por encima en el desierto del Thar en la India cuando dormimos a la intemperie; se nos encogió el corazón recogiendo basura del mar en la preciosa bahía de Halong; yo he llorado de la emoción sintiendo el ritmo en las venas de los etíopes bailando, porque te traspasa; y, por último, nos sentimos fuera de este planeta cuando cayó la noche en el salar de Uyuni y el firmamento se reflejó en el agua del salar haciendo que pareciera que estábamos, completamente rodeados de estrellas, en medio del universo. Nunca lo olvidaremos. Historias sin fin.

Que la felicidad existe, y es viajar.
Porque viajar es vivir.

Vivir la vida en primera línea, sin que te la cuenten, sin verla a través de la pantalla de televisión; directamente, mirando la gente a la cara, sus facciones, su ropa, sus manos; sintiendo el sol, la lluvia y la selva, la hermosura de la naturaleza, la fuerza de sus ríos y mares, de las montañas y los paisajes infinitos; atesorando sus sonrisas y miradas para siempre, porque pase lo que pase, ya siempre estarán en tus recuerdos.

Viajar es salir al mundo y dejar que te llene, que te cambie, que te enseñe que «pensabas» que sabías, y no sabías nada.

Es superarte, salir de tu zona de confort, y enfrentarse a los prejuicios, a los límites, a los miedos, esos miedos feos que te dicen que no puedes o no debes.

Es vivir muchas vidas en una, sentirse vivo y parte del planeta.

Por eso viajamos y lo hacemos en familia. En nuestro IG losviajesdepaulaconlafamily, si quieres, te vamos contando nuestras historias.

Vive.

4 COMENTARIOS

  1. Esto es un aperitivo, Paula, y nos vuelves a dejar con ganas de más. Deseando leer todas las historias que compartías en Insta y Face con más detalle en tu blog.
    Venga, si no es ahora con el encierro, ¿cuándo? En cuanto nos suelten no vas a parar por casa…

  2. ¡Estupendo artículo! ♥️ todo un ejemplo de que se puede viajar con niños por el mundo entero en contra de lo que mucha gente opina. La vida son cuatro días y tenemos que exprimirla al máximo, carpe diem!

    • Gracias Teresa por tu comentario, muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado el artículo. Es verdad, nos hemos encontrado con viajeros que dicen que se dejan sus hijos en casa porque les da miedo. Nosotros no lo hemos sentido casi casi nunca y la experiencia es tan maravillosa que no se puede transmitir con palabras. Algún dia moriré tranquila sabiendo que pudiendo hacerlo, lo hicimos.
      Y desde luego, aún mucho más en estos días de confinamiento pienso que las oportunidades hay que aprovecharlas y vivir Carpe Diem
      Un abrazo viajero

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