Amigos viajeros. Nospiramosdeviaje.com: «Viaje en familia»

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Inauguran esta sección mis amigos Susana, Freddy, Kayleigh y Freddy Jr. del blog nospiramosdeviaje.com

Estás 4 fieras, hace un par de años hicieron un viaje de 14 meses por Asia. Papá, mamá, y los chavales de 8 y 9 años. En su artículo, echan una mirada atrás y nos cuentan sensaciones y reflexiones sobre su “Viaje en familia”.

Gracias chicos.


«VIAJE EN FAMILIA.
Madrid – Bangkok… y lo que venga.

Ya está, no hay vuelta atrás!!

Ya estamos en nuestros asientos del super “Boeing” que nos aleja algo más de 10.000km, para empezar, de nuestra cómoda casa, de nuestra seguridad, de las rutinas y horarios, en definitiva… de nuestra zona de confort. Con el corazón al ritmo de una locomotora, vamos reflexionando sobre las razones que nos han hecho tomar esta “loca” decisión.

Nuestro viaje de 14 meses empezó un 27 de junio, justo un día después de unas elecciones nacionales cuyo resultado nos confirmó una razón más para emprender nuestra aventura en familia. Recorrimos Tailandia, Malasia, Borneo, Singapur, Indonesia, China, Corea del Sur, Japón, Vietnam, Laos, Camboya, Sry Lanka y Filipinas de forma totalmente libre, poco turisteo y mucho maquinar nuestros propios traslados, alojamientos, excursiones, visitas… Hay una gran diferencia entre ser viajero y ser turista. Eso lo podéis comprobar claramente los que seguís el viaje de Nacho, o a Nacho en su viaje, que es parecido pero distinto.

En nuestro caso (se nos ha olvidado presentarnos: Susana, Freddy, Kayleigh y Freddy jr. los peques, entonces, con 8 y 9 años, hoy 10 y 12) reemplazamos todo lo que una familia consigue, después de muchos años de esfuerzo y trabajo, por 4 mochilas acordes con la estatura de cada uno de nosotros. No nos hizo falta mucho más espacio. De hecho, durante el viaje te das cuenta de lo poco que necesitas para ser persona. Además, de lo que realmente iban a llenarse esas mochilas es de aventuras, conocimiento, culturas, idiomas, costumbres, aprendizaje, gastronomías… y muuuchas experiencias.

Recorrer esa parte del mundo con nuestros hijos fue, entre otras muchas cosas, una lección multicultural. La sensación de bienestar y la acogida en todos los lugares fue inmensa; nuestros hijos vieron con sus propios ojos y sintieron en su propia piel, la buena gente que hay en el mundo y su disposición a ayudar y hacer agradable tu estancia.

Estuvimos en países musulmanes, hindúes, budistas, cristianos, sintoístas, sincretistas y más… y siempre tuvimos la sensación de estar rodeados de buena gente, sean de donde sean y practiquen la religión que practiquen o no practiquen ninguna. Viajar es un buen antídoto, el mejor diríamos, contra la xenofobia, el racismo y otras formas de discriminación.

Nuestros hijos dejaron de ir a la escuela pero ni os imagináis todo lo que aprendieron. Nuestra rutina académica fue sobre todo la lectura y nuestros diarios (cada uno el suyo), practicar matemáticas con los cambios de moneda, inglés a diario, ciencias de la naturaleza, historia y geografía a cada segundo, en fin… un viaje, una enciclopedia real.
Como padres y educadores pensamos que el sistema educativo tradicional deja mucho que desear, preparamos hijos para lanzarlos directamente a la rueda del trabajo, hipotecas, que sean gente de provecho (sobretodo para las multinacionales) y que no se cuestionen nada. Nos cabrea ver y sentir en nuestra propia piel hacia a dónde nos dirige la sociedad occidental. Consumo es la palabra clave en este asunto y las nuevas generaciones son expertas en esta materia. Hemos intentado enseñar a nuestros hijos que hay alternativas mucho más complacientes y duraderas. Después del viaje tienen muy presente que si el plan A falla, existe un plan B e incluso un C.

Y… otro asunto importante para los que todavía tenéis hijos en casa: ¿Habéis pensado alguna vez cuánto tiempo “del bueno” pasáis en familia? Se nos van los días casi sin comunicarnos con nuestros hijos, a menudo con un montón de cosas que hacer que nos roban el tiempo para dedicarles un hueco a ellos. Luego nos sentimos algo culpables y dormimos intranquilos pensando que mañana les daremos prioridad. Un viaje largo en familia te abre los ojos, principalmente porque estás fuera de tu zona de confort a diario y tu escala de valores cambia por completo.

Nuestro viaje estuvo lleno de experiencias que hoy, pasados ya unos cuantos meses de nuestro regreso a Fuerteventura, siguen aportándonos una complicidad familiar muy enriquecedora. Ese tiempo en el que desconectamos de la vida ajetreada y loca de occidente, nos trajo momentos en familia, mucho más que anécdotas, que de otra manera no existirían.

Por eso, y porque somos culos inquietos sabemos que en cualquier momento volveremos a darles vida a nuestras mochilas, o sea a nosotros mismos.

El mundo nos espera.»

Accede a la galería de fotos, a través del PDF: VIAJE EN FAMILIA

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