Amigos Viajeros. Andreu Peñalver.

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Viajar en bicicleta. Eso sí tiene mérito. Contra el viento, bajo la lluvia, en el frío…  Embutido en un traje ultraestrecho tipo torero, con casco de alien aerodinámico y pedaleando cuesta arriba encima de un sillín traicionero más parecido a un instrumento de tortura mediaval que a un lugar de lógico y cómodo asiento de posaderas…

Eso hace mi AMIGO, con mayúsculas, Andreu Peñalver y a eso él y sus compañeros llaman «ocio» y «diversión». Querido, ni así podrás hacerte perdonar tu condición de abogado 😎. Lo sé por propia experiencia.

Y ahora, en serio. Viajar en bicicleta es una de las mejores y más sufridas experiencias de viaje que pueden haber, y Andreu un amigo entrañable, un viajero impenitente, un buen ser humano y un profesional como la copa de un pino.

Que escriba para Alas y Viento me enorgullece tremendamente.

¡Gracias Andreu! Un abrazo.


 

Cicloturismo… otra forma de viajar

La verdad es que no me considero un viajero. Por unas circunstancias u otras, a lo largo de mi vida habia viajado poco. En una época, y por motivos profesionales, como Auditor Interno de una Entidad Financiera, viajé por España y conocí parte de su gastronomía, pero poco más.

Eso si, siempre me ha gustado el deporte y prácticamente toda mi vida he estado vinculado al mundo del futbol, jugando muchos años y haciendo de entrenador otros tantos.

Pero desde que dejé de practicar el futbol mi peso fué en aumento y, por el camino, conocí a Paqui, mi actual pareja, de Palafrugell de toda la vida, aterrice en tierras ampurdanesas para vivir con ella y fué aquí donde, por primera vez, probé esto de la bici para ver si me ayudaba a adelgazar.

Es curioso pero mi padre ha sido toda la vida ciclista y yo, hasta casi los 30, la había tocado bien poquito. Digo yo que algo debía llevar dentro porque, desde que empecé a «andar» con ella y hasta el día de hoy, me he vuelto un apasionado. En un primer momento hice mucho “mountain bike” y luego incorporé la bicicleta de carretera. Ambas me apasionan pero, la de carretera, ufff, la de carretera tiene algo que te toca la fibra.

La bicicleta me permitió en sus inicios conocer la provincia de Girona en profundidad. Algo había visitado antes de venir a vivir pero ahora, gracias a la bicicleta, la conozco de arriba abajo. Me aficioné a salir habitualmente con ella, me hice socio del Club BTT Palafrugell  y empecé a realizar salidas organizadas con el Club.

El 8 de mayo de 2011 fué mi primera experiencia cicloturista en bicicleta de carretera: Terra de Remences, en la Vall d’en Bas, una ruta fantástica de 95 km por la Garrotxa y el Ripollés. Luego se ha convertido en una clásica y la hemos hecho varios años, pasando fines de semana inolvidables en la comarca garrochina.

El 7 de julio de 2011 tuve mi segunda experiencia cicloturista, esta vez en bicicleta de montaña, con el Club de Btt Palafrugell, otro viaje fantástico a Arguedas, pueblecito a tocar a las Bardenas Reales de Navarra, un paraje semidesértico de más de 40.000 hectáreas, un espectáculo natural.

Tras estas dos incursiones en el mundo del cicloturismo ya tenía el veneno dentro y vinieron muchas más, hasta el día de hoy, haciendo cada año 4 o 5 rutas por toda la geografía española con alguna salida al extranjero.

Seguramente una de las mejores experiencias en bici, en febrero de 2012, fué la Andalucía Bike Race. Esta experiencia por toda la sierra de Córdoba, Priego de Córdoba y Jaén, durante 6 días seguidos y conociendo todo los rincones naturales de esa maravillosa tierra, olivos y más olivos, es una auténtica maravilla.

Ese mismo año hice por primera vez una de mis favoritas, y también de las más conocidas en el mundo cicloturista, una marcha en carretera en la que participan más de 8.000 ciclistas: la Quebrantahuesos, con salida en el pueblo de Sabiñánigo que, junto con su hermana, menor por distancia, la Treparriscos, adoptan su nombre de especies de pájaros. El quebrantahuesos es una especie de ave, un buitre notablemente distinto de otras aves de presa parecidas. El treparriscos, arañero o pájaro arañero es un ave que se distribuye por la alta montaña de Eurasia, incluyendo los Pirineos, los Alpes y las montañas del Altái.

La Quebrantahuesos, es una marcha de 200 km que, saliendo de Sabiñanigo, pasa la frontera de España a Francia subiendo el puerto del Somport donde se encuentran las estaciones de esquí de Candanchú, Astún y Le Somport. Luego se asciende el Col mítico de Marie- Blanque que conecta los valles de los ríos Aspe y Ossau y se vuelve a España subiendo el precioso Portalet que comunica los valles de Tena y Ossau, para rematar el día subiendo un pequeño puerto, Hoz de Jaca. La ruta de esta marcha es preciosa y su perfecta organización la ha convertido en una de las que nunca faltan en nuestro calendario cicloturista.

En abril del 2014 llegó la madre de todas las cicloturistas en cuanto a distancia: 312 Km. Si, si, 312 km en bicicleta en un solo día, más de 13 horas, para dar la vuelta a la Isla de Mallorca. Acudimos un buen numero de integrantes del Club Ciclista Palafrugell e hicimos  por primera vez la Mallorca 312 que luego repetiríamos un par de años más. La singularidad de ésta es que, en su recorrido original, da la vuelta a la Isla por toda la costa, cruzando la Serra de Tramuntana, con lo que os podéis imaginar el espectáculo visual al que te enfrentas.

Posteriormente han venido muchos más viajes. He rodado por los Monegros realizando varios años una marcha en mountain bike de más de 100 km que recorre todo el «desierto».

También, en el 2016, viajamos una buena expedición de Palafrugell hasta Alpe d’Huez para una de las marchas más duras de Europa: La Marmotte. Es la cicloturista más mítica y dura de Europa. Sus números, 175 kilómetros y 5.100 metros de desnivel asustan, pero más lo hace el nombre de sus puertos: Glandon, Telegraphe, Galibier y Alpe d´Huez, las cimas míticas del Tour de Francia encadenadas en una auténtica etapa de la ronda francesa en la que han escrito su nombre los mejores ciclistas del mundo, desde Fausto Coppi a Marco Pantani. Una autèntica gozada para los que somos apasionados de este deporte y, a su vez, para cualquier viajero al que le guste la naturaleza. Coronar Galibier como lo hicimos es algo que difícilmente puedes olvidar.

No puedo acabar este artículo sin hacer mención de otros viajes inolvidables que nos ha permitido conocer lugares increibles: la Gran Fondo La Mussara, recorriendo más de 20 poblaciones en una región privilegiada que limita con el Mar Mediterráneo y con el Parque Natural de la Sierra del Montsant; en el recóndito pueblo de Ochagavía una villa de la Comunidad Foral de Navarra, situado en la Merindad de Sangüesa, en el valle de Salazar a 85 km de la capital de la comunidad, Pamplona, con algo más de 500 habitantes organizan una de las marchas cicloturistas más bonitas de toda España, la Irati Extrem, de algo más de 135 km con más de 3.000 metros de desnivel acumulado recorriendo toda la Selva de Irati.

Este año 2020 ha sido diferente, como para todos. Prácticamente no hemos podido hacer nada, todas las marchas han sido anuladas y el viaje que teníamos previsto para el mes de julio a las Dolomitas, esa cadena montañosa de Italia que para los apasionados del ciclismo es de visita obligatoria, ha quedado postergado. Casi diría que se trata del templo del ciclismo, pero las circunstancias provocadas por el maldito coronavirus hizo que tuviésemos que buscar un plan B. Y menudo plan B nos salió gracias a Jose Ramon Domingo, del Club de amigos The Xisconians, una colla de Barcelona que nos juntamos varias veces al año para hacer viajes con la excusa de la bicicleta. El nos organizó el “Mister”, así es como lo conocemos en la “grupeta”, una semana en Las Caldas, una aldea cercana a Oviedo. Desde allí hemos recorrido los puertos míticos de Asturias: Angliru, Cordal, Lagos de Covadonga, Mirador del Fitu, San Lorenzo, Gamoniteiru, Pajares, Cuitu Negro, Farrapona. Una auténtica maravilla, casi 700 km y más de 18.000 metros de desnivel acumulados, con unos paisajes y una gastronomía espectacular, de lo mejorcito que he conocido.

Y para acabar no me gustaría dejar de hacer mención del que habrá sido el último viaje de este año 2020 y que para la mayoría de nosotros será inolvidable. En octubre, y dadas las limitaciones de movilidad provocadas por el COVID-19, decidimos viajar con nuestras bicicletas hasta Figueras y allí hospedarnos en el Hotel Pirineos, un hostel que esta dentro de la cadena Bike friendly y que se esfuerzan por cubrir las necesidades de quienes quieren disfrutar de su estancia mientras viajan con su bici o recorren las rutas ciclistas del entorno. Todos los alojamientos Bikefriendly disponen de servicios o infraestructuras especialmente pensadas para los distintos tipos de ciclistas. Desde Figueres pudimos redescubrir el Alto Ampurdan, un auténtico paraíso ciclista: la subida al Santuario de la Mare de Deu del Mon, Sant Pere de Rodhes, Cap de Creus, Cadaques, Madeloc, Port de la Selva. Sin lugar a dudas de los rincones mas bonitos de España para rodar en bicicleta.

Y esto es todo amigos, espero que os haya gustado adentraros en otra forma de viajar, siempre teniendo como excusa la bicicleta, una de las formas más bonitas de conocer mundo. Espero y deseo que pronto podamos recuperar una cierta normalidad que nos permita a todos viajar, cada uno con la fórmula que más le seduzca, y que el año que viene por estas fechas os pueda contar muchas otras experiencias ciclo turistas y, sobre todo, lo que será sin duda el viaje del 2021, mi asignatura pendiente: ¡¡¡Dolomitas!!!!

Un abrazo para todos. Salud y pedales😊

 

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