Argentina y Chile (3) Puerto Madryn. Península Valdés. Las ballenas francas.

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Despues de 1.400 kms de prados verdes, varios millones de vacas, un poco de lectura de la Guia Trotamundos y del nº 5 de Mafalda (¡genial Quino!), una pelicula malìsima de James Bond, una bandeja autobusera para comer, una paradiña para cenar en la terminal de Bahia Blanca y 6 o 7 horas de sueño traqueteado, llegamos a Puerto Madryn. Ya estamos en la Patagonia que no dejaremos en varias semanas.

Puerto Madryn es algo asi como Palamos en los años 80, y el clima, como alli en un dia de tramontana de mayo. Sigo alucinando con la limpieza de este pais. No he visto en el mundo nada igual. Hasta los perros callejeros están limpitos y en perfecto estado de revista. De verdad que no lo entiendo. Y la gente, insisto, tienen estilo, tienen «swing». Si.

Para comer, unos langostinos a la plancha, pejerrey y una botella de vinito blanco Santa Julia (12 euros por persona) en el Bistro Mar, una especie de Country Club popular a pie de playa con música de blues, road music, bossa nova y soul. En el restaurante todo el mundo empieza a hablar sin conocerse de nada de una mesa a otra y te envuelven en su «buena onda» como lo mas natural. Risas, sol y brisa marina en la cara… Feliz como una perdiz, cerquita del cielo.

Un apunte, momento delicado para la credibilidad de este blog. Se que no me vais a creer: aqui la gente cuando come habla con los de su mesa y con los de las otras, si se tercia, y NO habla ni chatea con el movil. Nunca. Nada. Cero. Están locos.

En Puerto Pirámides, Península Valdes, avistaje de ballenas francas. Emocionante. Las llaman francas por sociables. Las mamás ballenas con su cria juegan alrededor de la barca ¡y por debajo! Rezas para que no se desubiquen porque son 15 metros y 40 toneladas de bicho que si le dan un trompazo al casco…mal vamos.

En realidad, ni Puerto Madryn ni Puerto Piramides tienen nada más que las ballenas y sus primos. Si las francas, orcas, toninas, lobos marinos y pinguinos se organizaran y enviaran una delegación a las autoridades de la zona, en reclamación de mejoras y amenazando con largarse a 300 KM para el apareo, por poco duros que se pusieran veo a una orca con el bastón de alcalde y a un pinguino con chistera de gobernador vitalicio.

Despues del avistaje cena en Il Nonno. Una pizza de cantimpalo y ají buena de comerte hasta la bandeja. El dueño, el Sr. Solarí, un pìzzero guitarrista con el que entablo amistad de cigarrillo en la calle, nos deleita con una banda sonora de lagrimón con Pablo Milanés, Pancho Céspedes, Niña Pastori, Tango Loco y todo tipo de «lloreras» impagables.

Habrá que seguir camino… Dale.

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