A 50 Km de Cap de Creus, Alt Empordà, está mi casa, la playa de Sa Riera, Begur, Baix Empordà. Es la continuación natural del viaje a Cap de Creus si vienes de Francia. Viceversa si vienes del Sur. Es la misma costa pero más verde pino. Es mi tierra, mi hogar y donde està mi gente. El lugar donde volver.
Begur tiene una historia magnífica, con sus episodios indianos y sus piratas turcos. Estos, los piratas, malos malísimos, y algunos otros conquistadores, son los culpables de que este pueblo de pescadores tenga 7 torres de defensa, con el castillo de piedra en la punta más alta como último baluarte. Ese castillo ahora cumple 1.000 años. Es un viejo venerable e imponente. Y, bajo el pueblo, a la orilla del Mar Mediterraneo, Begur tiene 5 calas: Sa Riera, Sa Tuna, Aiguafreda, Aiguablava y Fornells. ¿La más bonita? Para gustos se hicieron los colores. Es más una cuestión de corazón que de belleza.
El pueblo dicen que tiene 4.000 habitantes, 20.000 en verano dicen, pero en el centro histórico no viven en invierno ni 250 personas. Si sopla Tramontana, ni un alma recorre las calles y no ves más de 4 ó 5 personajes en los pocos bares abiertos. Parece Arizona profunda metida en un Belén de Navidad. Un Belén con malas figuras, dicen de nosotros y hasta nosotros decimos. Gente más bien cerrada, autártica, poco dada a la sonrisa en público y a los alardes de cariño. Si te encuentras un amigo en la plaza y le dices «Buenos días» es capaz de contestarte: «Qué ganas de hablar que tienes hoy chaval». Pero, en el fondo, cuanto mas bordes mejor corazón tienen. Les das un abrazo y se emocionan.
Los vecinos de Palafrugell nos llaman «L’Àfrica petita» («El Africa pequeña», traduzco). Me gusta el mote. Difícil integrarte en este pueblo si no te has pegado con todos los demás desde que eran niños y niñas de 4 añitos. Ser bacarnar, o begurenc, es un titulo difícil de adquirir si no lo eres de nacimiento. Es la gente la que lo dá y son un Tribunal duro y exigente.
Pero aquí no funciona, en general, lo de los 8 apellidos catalanes. Aquí creo que vive gente de mas de 50 nacionalidades y mas de un tercio de la población proviene de Granada, Almería y Jaén. Inmigrantes de los años 50 y 60 que vinieron a buscarse el maná de la construcción en los inicios del fenómeno turístico. Aquí gusta tanto la sardana como el gitaneo y, en cuanto a banderas…de todo hay en la viña del Señor.
Y en Sa Riera no somos ni 25 habitantes. En verano se abarrota pero en invierno es un lugar salvaje y solitario. Si te vienes a vivir aquí, no será para hacer amigos. Ocho meses al año no hay ni colmado, ni bares, ni restaurantes, ni tiendas… Ya no te digo perfumería, farmacia, frutería, estanco o panadería. De eso no hay nunca. El SUPER es lo mas parecido. Durante 4 meses. El resto del tiempo, para cualquier cosa que necesites tienes que subir a Begur, a 2 kilómetros para arriba. Aquí todo sube o baja.
Pero el lugar es una pasada. Una hilera de casas de pescadores, una plaza, un par de calles, construcciones de casas más y menos agresivas, detrás el bosque de pinos y la montaña y, delante, el mar que entra en la pequeña bahía con forma de cangrejo. Vivir todo el año aquí es difícil. Casi una hazaña. Mucha soledad, mucha humedad, viento.. . Ningún lujo más que el entorno.
Y aquí la Tramontana no es la reina. Aquí el rey es el Levante, por lo menos para mi. La Tramontana es seca y dura, dá luz porque lo despeja todo, es de ráfagas indignadas, femeninas diría. El Levante tiene la misma intensidad pero es más pausado, más lento, más simplón, más grandioso, mas espectacular…se toma su tiempo. Tarda en llegar desde que amenaza pero llega, y el viento se hace temporal, el cielo se pone gris marengo y las olas van viniendo en largo recorrido dejando en la bahía un mar de lava blanca.
La Tramontana grita agudo, chilla, el Levante ruge, hondo. Mientras, en las ventanas suena la lluvia como piedras y la cala se inunda a borbotones atacada por el mar por delante y la riera que baja de la montaña por detrás. Un ataque en toda regla. Todo huele a mar. Normalmente se va la electricidad y sólo queda el fuego de la chimenea. Y tu interior.
En los últimos 25 años, el turismo de masas y depredadores varios han arrancado algo de la autenticidad de este pueblo, mucha vida al mar y, sobre todo, demasiado bosque. Eso, desgraciadamente, es verdad. Es obvio que este país no funciona con un mínimo de sentido común y decencia. Pero, sin duda, todavía es de los lugares mas bonitos del Mundo. Que dure.
No sé. Parece que alguna maldición o bendición bíblica me lleva a un continuo deambular pero, si vivo en algún sitio, yo vivo aquí. Y, durante unas semanitas, me voy a pegar hartones de amaneceres y atardeceres, amigos…y pan con tomate y jamón! Cada loco con su tema. A ver si me agencio 3 ó 4 kilitos para irlos dejando luego por el Mundo.
Sí, estoy en casa y feliz. Descanso activo. Pero…desde luego, me encanta viajar. Este viaje se acabó. A ver cuanto tardo en mover el culo. No será mucho.
Salud.
Impresionante descripción amigo de ese, tú lugar, que has sabido hacerme amar!!
Gracias Gus. Salud. Te veo en unos dias…