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India (y 4) Un atentado terrorista

Me pilla en Mumbai el atentado de Noviembre del 2.008. Objetivos varios: la estación, un restaurante turístico y dos hoteles de lujo, el Oberoi y el Taj Mahal. Bombas, metralletas, granadas, incendios, heridos, muertos, rehenes…el pack completo de terror urbano.

Por todos lados policía y ejercito, noticias confusas, helicópteros sobrevolando la ciudad, miedo, impotencia, pasmo…

De pronto te encuentras que no tienes vuelo de vuelta a casa. La gente se mueve como gallinas descabezadas. No sabe nadie que hacer. Llamas a casa: «Estoy bien». No sé más. «Y qué?», te preguntan. Pues nada más, solo «estoy bien». Sólo sabes que India está pidiendo «explicaciones» a Pakistan. La situación es caótica, pero las posibilidades son catastróficas. Habiendo visto tanto tanque, no puedes más que preguntarte: «¿¿¡¡Me va a tocar vivir un Argamedón nuclear nada más y nada menos que en India??!!»

Poco a poco, vas viendo que tus posibilidades de espabilar solo son nulas y llamas al Consulado y la Embajada española. JA JA JA JA y JA. ¡¡¡Ay que me parto!!! Todos esos han pirado corre que te cagas. Alli ya no hay nadie. Todos, desde el embajador hasta el último mono se han largado perdiendo el culo. Queda un contestador automático informandote del horario habitual. El gobierno español ha fletado un avión militar y ya están todos a bordo. ¿Quienes son todos? Pues los políticos, la alcaldesa de Madrid, algunos eurodiputados que andaban por aqui tomando cava, personal diplomático, agregados militares, empresarios en misión comercial… Lo mismo hacen todos los paises europeos: Un último avión. Para la gente normal, ni avión, ni tren, ni coche, ni camello. Lo de los políticos y diplomáticos huyendo con nocturnidad y alevosía fué, os lo aseguro, asqueroso.

Total, una mezcla de sensaciones de lo menos agradable. Despues lo cuentas y, «¡¡Que guay!!, yo estuve alli y fué toda una experiencia». Si, pero allí, mientras pasa, te sientes fatal. De esfínteres sueltos vaya.

No se sabe muy bien porqué, pero, a base de informaciones, rumores, noticias, datos sueltos y etc, etc, muchos europeos acabamos montando cuartel general en el Hotel Hayatt. Alli te dan café y té, galletas, un sillón para dormir y poco más, pero te comunicas con gente que está como tu: queriendo largarse de alli como sea y lo mas rápido posible. En ese vestíbulo oias todo tipo de historias, todo tipo de circunstancias y, sobre todo, veias miradas perdidas en pensamientos, miedos e impotencia.

Al final, 3 dias de angustia y todo volvió a su cauce. Todo salvo 180 muertos y el doble de heridos. Se supone que indios y pakistanies firmaron tablas para bien del Mundo. Hoy todavia no se sabe quien, realmente, planifico los ataques. Ya pasó.

Y esta es mi India, en 1.770 palabras. Non va plus. Seguro que es record Guiness.




India (3) Dos joyitas. Pushkar y Jaisalmer

Pushkar y Jaisalmer son los dos lugares que, bajo ningun concepto, puedes dejar de visitar si vas al Rajastán.

Pushkar es de esos sitios que, si estas triste te deprime y, si estas feliz, te hace sentir en las nubes. A mi me tocó cruz.

Si llegas alli de noche es uno de los lugares más especiales del mundo, una ciudad blanca rodeando un lago que, con el reflejo deformado de las luces de las casas conforman un lugar maravilloso, tipo Aladino, donde puedes quedarte a vivir. Pero Pushkar tambien es uno de los centros sagrados para los induhistas y un lugar infestado de turistas, por lo que, por la mañana, entre peregrinos y occidentales haciendo la «gracia» de lavarse la cara en el lago por su supuesta condicion sanatoria de mente y espíritu, dan ganas de salir corriendo.

El colmo es ver a santones (?) con vacas y otros animales tullidos fotografiandose con tontos europeos gordotes por un billetito o unas monedas. Me empieza a entrar la alergia turitistoide y…yo me piro, vampiro. Dicen que la Fiesta de los Camellos es bastante impresionante. No sé. A mi la aglomeración de masas no me va mucho.

Pillo otra vez la carretera y, otros 40 ó 50 tanques mas tarde llego a Jaisalmer, en la frontera con el desierto del Thar. Aqui sí que estoy cerquita de los primeros que recibirían si se dan de bofetadas India y Paquistan por Cachemira. Hace 20 años que ambos paises están mas o menos quietecitos porque los dos tienen la bomba atómica y, claro, los dos saben que si se pegan se arma la de Dios. Bueno, a no pensar. Que a ningun gobernante se le vaya la olla.

Jaisalmer es precioso, como una fortaleza de película haciendo frente al desierto como en un cuento de las Mil y Una Noches. El castillo, en lo alto de una roca, se desparrama en ciudad ladera abajo y, al anochecer, iluminado con cientos de miles de lucecillas te regala uno de esos paisajes que no olvidas en toda la vida. Con un cigarrito y un vaso de vino ya es vicio.

Vuelta a Mumbai que me estoy pasando de palabras.




India (2) Rajastán. El reino de los Maharajás.

Si, el Rajastán a mi me parece lo más impactante de India. Llego a la capital,  a Jaipur, la ciudad rosa, una ciudad más o menos amurallada, eso va por barrios, pero toda ella un monumento enorme y enormemente poblado por todo tipo de animales, racionales y no, que campan por sus respetos organizados por no sé qué orden cósmico.

En sus calles…elefantes cargados con alfombras, rickshaws más cargados que los elefantes, camellos cargados con fardos de tejidos, mujeres más cargadas que los camellos, niños, niños por todas partes, monos ladrones recorriendo los tejados y las casas, mucho santón de turbante y barba blanca con pinta de colgados (se les ve a la legua los de verdad y «los de foto»), puestos de mercado atestados de frutas y verduras de todos los colores y tonos, enanos, ciegos, tullidos…y policias, muchos policias.

El Rajastán es estado fronterizo con Cachemira, cuna de la lana y región por la que están en continuo conflicto prebélico India y Pakistán. La «tonteria» ha causado ya 3 guerras en el siglo XX y la sensación de peligro está en el ambiente. Como que «no pasa nada», pero «puede pasar».

Por Jaipur, callejeo interminable de mercado a templo, de templo a callejón… Impresionante el Hawa Mahal, o Palacio de los vientos, con sus mil ventanucos desde donde, dice la historia, miraban la calle las esposas del harén del Majarajá Sawai Pratap hacia el año 1.800. Si hacemos cuentas sobre las mujeres que «atesoraba» el tipo en cuestión te entra la grima.

Tras un par de experiencias culinarias arriesgadas de las que salgo malparado…carretera con un coche alquilado hacia Pushkar y Jaisalmer, las dos jollitas del Rajastán.

Hasta Pushkar, kilómetros y kilómetros desérticos cruzandote con mas tanques que coches (poca broma), pueblos y ciudades sin mas que añadir, templos y fortalezas. Si, me paso las imponentes fortalezas de los maharajás porque, la verdad, a mi esos payos me caen mal. Los de la antiguedad eran bastante feudales y sanguinarios, y los de ahora son pijos que viven en un ala del palacio de sus antepasados, reformados a golpe de mano de obra barata y dedicando el resto de la «casita» a hotel de lujo que paga sus carísimas vidas. Excepciones seguro que hay, pero la verdad, con tantisima miseria alrededor dá un poco de repelús su exuberancia. Pero bueno, forman parte de la historia y de la realidad del Rajastán y, al fin y al cabo, a todos nos gustaría pasar un dia «como un Maharajá».




India (1). Mumbai, la ciudad que nunca duerme.

Claro, Mumbai nunca duerme porque es imposible hacer dormir a mas de 15 millones de personas a la vez. Son 15 millones de circunstancias humanas metidas en 400 Km2. Cuando vas en el taxi por la noche a la ciudad desde el aeropuerto, pasas puentes y aceras llenas de gente tirada por el suelo. ¿Durmiendo?. ¿Quizas algun muerto? A saber. Otros caminan y pasan por encima sin el menor problema ni atención. No pasa nada. Aqui pasa de todo sin que nunca pase nada.

Es India, un subcontinente enorme en el que un acccidente ferroviario en provincias, con mas de 100 muertos, ni sale en los periódicos nacionales.

La mezcla de caos y calma que se impone ante ti es mística, extra ordinaria. Nada parecido a lo visto hasta ahora. Siempre me ha hecho mucha gracia esa frase turistoide que te sueltan muchos cuando les preguntas.cómo les ha ido las vacaciones: «¡Fantástico! Es otro mundo». ¡¡¡¡Y están hablando de Paris!!!! India sí es otro mundo y otra especie de género humano. Tanto que explicar…

Si empiezas a hablar de la miseria y las desgualdades sociales ya tienes tema para un libro. Si en Mumbai vas a un restaurante «caro» el lujo asiático te apabulla; si vas en un rickshaw tirado por  un mísero y esquelético paria, ni te cobrará porque su karma es servir a los demás y morirse de hambre o enfermedades varias; si le das un caramelo a un sucio niño de la calle, a lo peor salen como zombis de los callejones 20 niños mas haciendote caer, rompiendote una pierna y llevandose la bolsa de caramelos, la mochila y hasta los zapatos. La soberbia de los ricos es inaúdita, la humildad de los pobres es devastadora.

Si hablas de la comida, comen fuego. Al que le gusta el picante sufrirá placeres masoquistas a tope. Si no te gusta, no comerás. Si tienes el estomago fuerte pensarás que te encantan aquellos gustos de especias raras y que no pasa nada, pero dentro de unos años sabrás que aquello te jodió el estomago para siempre.

Si hablamos de la gente, de los olores, de los colores, es como si todo lo que tus sentidos habian aprendido hasta ahora no te sirviera para nada. En la calle ves todo tipo de etnias, razas y mil leches, tejidos y vestimentas de  todo el mundo, suciedad y miseria a raudales al lado de templos de película. La realidad te agrede sin piedad. Cada esquina es una foto, cada ser humano un espectáculo, cada paso una experiencia. Aconsejo encarecidamente que, por lo menos durante los primeros 3 dias, la gente no haga fotos en la India. Sin entrenamiento eso es para volverse loco.

Tal cual, otro mundo.

Total, que escribir sobre India es dificil porque tienes que aprender a escribir sobre sensaciones desconocidas. Aqui tienes que decir aquella otra frase típica: «India no se puede explicar, India hay que vivirla».

Sabeis que estoy empeñado en escribir en este blog sobre todos los paises por los que viajo sin ser pesado. Con esa intención, me he propuesto una misión imposible: resumir mis mas de 10 viajes a la India en 3 ó 4 capitulos y menos de 2.000 palabras. ¡¡Echale guindas al pavo!! A ver que me sale.