Entre paréntesis. Basura.

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Hace unos meses escribí en mi Facebook particular unas líneas sobre toda la basura que estoy viendo y oyendo. Hoy voy a repetirlo aquí y concretar un poco más aunque, desde luego, los personajes que cito, siempre en genérico, son ficticios y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Si alguien se siente identificado… malo.

Cuánta porquería hay por todos lados. Políticos, empresarios, profesionales, gente a pie de calle… 

OJO, que un día… 

Calladitos estamos más guapos. No vayamos a protestar, que aquel es su amigo, que aquella conoce a su madre, que el otro ha de pedir un favor para su hija, que aquellos son vecinos…

Y si protestamos, cuidadín, siempre con buenas formas que, sobre todo, hay que ser educado….y para mear hay que ponerse guantes. No hay que cagarse en todo lo que se menea porque eso queda muy feo.

Pero OJO, que algún día…

¿Y el pueblo? Al pueblo, mientras tanto, también más muerto que dormido, le dan pan, tele y fútbol, se pierde y calla. Algunos no, algunos ya están dando pasos al frente. Yo también lo doy. A mí no me da la gana de ser educado y calladito aunque me ponga feo. Voy caliente a tope.

«Ellos» son muy diplomáticos, muy educados, muy formales y serenos. Yo no. Ya lo dice el barquero: «Guárdeme Dios de las aguas calmas que, de las bravas, ya me cuidaré yo.»

¿Que un sombrío humanoide de mucho despacho, bonito cargo y nula formación dice que se puede seguir robando coral al mar? Pues vale.

¿Que políticos permiten que arrasen montañas y playas pustulándolas de casas que capitostes capitalinos, rusos, árabes o marcianos, sus delicadas esposas y sus encantadores hijos habitarán 15 días al año? Pues muy bien. Algo sacaremos.

¿Y los políticos y religiosos que mandan a su gente a conflictos civiles violentos? Eso ya es para nota ¿no? Banderas, sangre, fronteras, armas, recursos naturales, dioses…  Que mal les sabe, pero hay que hacerlo porque…

¿Que empresarios con dinero para quemar quieren ganar más cargándose pueblos, valles, mares, montañas o ecosistemas enteros, pagando salarios de supervivencia y creando lujo para hoy y hambre para mañana? Entiendo. Si no lo hace el lo haría otro. No pasa nada, ¡No exageremos hombre!

¿Qué un edil provecha su cargo para comprar, vender y especular? Pues fenomenal! ¿Y el que roba? Bueno, a veces no son robos, son… Al fin y al cabo fué «votado» ¿no? ¿Los políticos son la imagen del pueblo que vota no?

¿Qué un chaval con 2 brazos y 2 piernas, con todo pagado por sus papis, trabaja lo mínimo para meterse en el paro y con el subsidio, se compra unos pantalones guays y el último modelo de móvil con chorricientas megas y tropecientos bites? Pues adelante.

¿Que aquel se monta un entramado de comisiones, el otro trabaja sin la menor profesionalidad, el Banco desahucia a un anciano y todavía quiere cobrarle gastos, los Tribunales sueltan a corruptos y violadores …..? Es lo que hay.

¡Madre de Dios y del Amor Hermoso!

¿Por qué quien tiene más poder o dinero y, por tanto, debería hacer más por los demás y por la tierra, son las bestias más depredadoras de personas y Naturaleza? Y en el fondo de todo, la Gran Pregunta: ¿Para que coño quieren tanto dinero? No puedo con esos, no puedo. ¿Se creen que no van a morir? ¡Y tanto que morirán! Y a su muerte sus hijos, ex y parientes se sacarán los ojos encima de la tumba aún caliente por una porción del fúnebre pastel mientras los cuervos del “Estado del Bienestar” sobrevuelan el cadáver a la espera de su parte de carroña en Impuesto de Sucesiones. ¿Y para que les habrá servido sembrar tanta porquería y tanta maldad?

Cómo me gustaría traerme a alguno que yo me sé aquí, a Manila o Dakar o Bamako. Aquí, a mi vera, con 4 duros en el bolsillo, una mano delante y la otra detrás…. Sin agencia de viajes, sin guía, ni plan, ni itinerario, ni la madre que los parió y cuidó, desgraciadamente, hasta que desarrollaron su vomitiva personalidad trilera, canallesca y tonta. Quizás aprenderían algo. No, eso sí es tontería…

Pero, por lo menos, yo no quiero callarme. Somos responsables de lo que hacemos y de lo que no hacemos, de lo que decimos y de lo que no decimos. A mí no me da la gana de estar calladito. ¿Qué voy a perder? ¿Algún «amigo»? Harto estoy de esos amigos que sólo lo son mientras digas lo que quieren oír.

Hay que reflexionar porque, si todo sigue así, ojo, que algún día…

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