Hacia años que tenía curiosidad por conocer Extremadura, las unión de las dos provincias más grandes de España, una región cargada hasta los topes de Historia y leyenda.
Estoy en la provincia de Cáceres.
Plasencia es un pueblo grandote, o una ciudad chiquitilla, enjaulada por murallas medievales mas o menos bien conservadas pero ya bien desparramado extramuros. El virus ha hecho estragos, como en todos lados, y hay muy poquito ambiente por las calles. Una plaza mayor, iglesias, una catedral y un acueducto, el rio Jerte y muchas casas y comercios en venta o alquiler. Poco más que decir, la verdad. Tampoco el sofocante calor del verano extremeño da para muchas alegrías de paseo.
El que sí es una perlita, a unos 35 kilómetros de allí, es Hervás, en el Valle del rio Ambroz. Un bonito pueblo blanco con centro en la iglesia de Santa Maria de Aguas Vivas y con un barrio judío impoluto. Mucha agua por aqui. Travesía de casi 4 horas, ida y vuelta, hasta La Chorrera, una cascada natural de agua de unos 30 metros.
En un rincón del camino veo un letrero que dice «Coto de pesca sin muerte». Échale guindas al pavo. Lo he visto en muchos lugares del Mundo pero nunca deja de sorprenderme. No quiero faltar a nadie pero tengo derecho a opinar: practicar ese deporte, y ya no te digo haberlo inventado, es, para mí, algo que sólo puede hacer un ser extrañísimo. Ningún animal haría eso con ninguna otra especie y, si eso nos viene de nuestra parte racional, actualizar las técnicas de lobotomía podría ser interesante. ¿A quien se le ocurre tocar los huevos a los animales de esa forma? ¿Para qué? A mi ya me pone de los nervios ver a un crío con gafas y tubo sacar un pulpo a la playa y ponerlo en un cubo con agua, para no se qué degenerados experimentos, hasta que el aspirante a Menguele tiene a bien devolverlo a su habitat así que, ver como alguien pesca una trucha sólo para arrancarle el anzuelo y volverlo a tirar al rio me parece… Me niego a calificarlo si no es en presencia de mi abogado. En fin…
Total, bonita excursión, vuelta a Plasencia y mañana ya hacia Jaraiz de la Vera. En La Vera, claro.
A 1 horita de sol de justicia caminando desde Jaraiz voy a ver El Lago, una piscina natural que debió ser una maravilla. Hoy es un atractivo dominguero sin más donde también se puede llegar con coche y, por tanto, las familias aterrizan para solaz y descanso acompañado de ágapes pantagruélicos en restaurantes varios o con pícnic propio. Es lo que hay y no juzgo, pero tampoco uso. Ya se sabe que yo soy rarete.
Un paseito por Cuacos de Yuste, uno de esos cientos de pueblos que hay en España donde la vida pasa como un rio largo y tranquilo entre el trabajo del campo, la fresca desde una silla en la calle delante «la casa» y el rosario en la iglesia, donde las cigüeñas anidan sin problema, hay más fuentes que bares y donde los jóvenes no se quedan ni locos a recoger la riqueza que abunda entre tanto silencio. Tradicionalmente, aquí un joven es capaz antes de huir a las penurias de la conquista de un continente que a aguantar la soledad que inunda tanta riqueza natural.
Una curiosidad: me dicen que en esta comarca se produce el 80% del tabaco de España, pero se «va fuera». Es decir, se va a las fábricas donde hacen las oportunas mezclas y aquí no se pude vender ni a granel. Sería contrabando, me dicen. No seré yo quien lo intente entender.
Otra joyita rural: Guijo de Santa Barbara. Desde ahí, sendero guapo hasta la Ermita Refugio de Nuestra Señora de las Nieves (1.550 mtrs) con vistas a la sierra, todo tomado por vacas demasiado parecidas a toros, para mi gusto, y bajada por la otra ladera, hacia la garganta Jaranda, vadeando varias veces el rio por puentes de madera centenarios y pillar el camino de Castilla, antigua via de trashumancia y comercio de trueque con Ávila, hasta El Trabuquete, llegando otra vez a Guijo. Casi 5 horitas.
Por la tarde he de pasar por Piornal, el pueblo mas alto de Extremadura en pleno Valle del Jerte, porque he de ir a buscar un Jarramplas que pedí hace ahora ya 5 meses. Un Jarramplas es una mascara que protagoniza cada año la ancestral fiesta del pueblo. Cada loco con su tema.
Una ensalada para comer y unos pinchitos para cenar y mañana será otro día. Eso son otros dos fenómenos a estudiar: las ensaladas y las tapas. Me gusta la carne, pero con un par de veces a la semana voy que chuto. Sabe mejor lo escaso y lo de la carne y el medio ambiente tiene su guasa. A quien le interese que le pregunté a Mr Google. A los políticos mejor que no. Aunque, desde luego, un poquito de jamón… Y lo de los pinchitos o tapas es tremendo: pagas dos vinos, te regalan dos tapas y ya has cenado. ¿Cómo se lo hacen para que les salga la cuenta? Eso si es un misterio y no los ovnis y Tutankamon.
Acabo la Extremadura Norte con la travesía circular de la Garganta del Infierno, desde el Centro de Interpretación de la Reserva Natural a Los Pilones y de ahí a Jerte y vuelta al Centro. Precioso.
Y …. : no me voy a ir de aquí sin ver Mérida ¿no?