«Lo importante es ver aquello que resulta invisible para los demás» Robert Frank.
De camino a Mérida, es casi obligación parar en Trujillo. Volvemos a los «conquistadores»,. Allí nacieron Francisco Pizarro, Alonso de Hinojosa, Francisco de Orellana, Francisco y Gonzalo de las Casas, Gaspar de Carvajal y Diego García de Paredes, por mencionar a los que, de una forma u otra, se hicireron más o menos famosos. Un montón de aventureros de mejor o peor naturaleza y condición.
Podría parecer que el hecho de que en un pequeño lugar del Mundo nazcan muchas personas extraordinarias que, entendámonos, no siempre es lo mismo que extraordinarias personas, es algo telúrico o mágico. No lo creo. Solo el hecho de un clima duro, difícil supervivencia y referencias o ejemplos a seguir es más que suficiente. Igual que en mi pueblo, en Begur, muchos marcharon a las Américas para intentar hacer fortuna en el sigl XIX, en el XVI de Trujillo partieron muchos hombres hacia el Nuevo Mundo. El tema ya sabemos cómo fué y cómo acabó, con sus venturas y desventuras y sus grandezas y miserias, sobre todo miserias, No me apetece mucho hablar del tema.
La verdad es que el conjunto monumental de Trujillo, no siendo yo de mucho monumento, impresiona. Callejear por aquí tiene un sabor medieval de lo más auténtico y te traslada hasta aquel siglo XVI en volandas de conciertos de campanas. La casi absoluta ausencia de turismo ayuda. Paz y silencio.
Un poquitín de polémica: siete localidades de Extremadura están entre las más pobres del país. Es cierto que yo no he ido a ninguna de ellas, pero lo que dicen de que Extremadura es una zona deprimida no me acaba de cuadrar. Por signos externos, veo mucha riqueza y gente que parece muy rica. Tierras cultivables (pimentón, cerezas, tabaco, vides y bodegas), plazas de toros en cada pueblo, monumentos históricos bien conservados, autovías gratuitas impresionantes, agua para ahogar, caballos, coches de gama alta, energía de todo tipo por un tubo, gastronomía magnífica, polígonos industriales a tope, precios altos, latifundios… No sé, a lo mejor es que sólo parece que hay mucho y no es verdad pero, a lo peor, es que todo lo mal repartido es poco.
Carretera y manta y ya es provincia de Badajoz. Como Merída es «carete», y hay que mirar la economía, es recomendable montar campo base a unos kilómetros de ahí y hacer noche, o noches en, por ejemplo, Villanueva de la Serena.
Pero antes de atacar Mérida, lo primero es lo primero, cena esa misma noche con Mario y Laura, que viven a 10 minutos de aquí en coche. Mario y Laura son bloggers especialistas en Extremadura y, sobre todo, amigos (contaldeviajar.com). Resulta curioso pero en el mundo blogger, no sé por qué, suele haber muy buen ambiente y los unos no ayudamos a los otros sin el menor asomo de malos rollos de competencias y tal y tal y tal. O quizás es que yo siempre me encuentro buena gente por el Mundo. No sé. Es un fenómeno a estudiar. Total, que aunque hasta ahora sólo nos conocíamos virtualmente, tenemos una buena y fuerte relación. Cariño incluso, yo diría. La cena resulta deliciosa y divertida y la cama espera hasta la madrugada.
Amanece demasiado pronto pero hay que seguir. Mérida, la Augusta Emerita de los romanos, es totalmente fuera de lo normal.
Sus orígenes datan del año 25 a.C., y llegó a ser la capital de la provincia romana de Lusitania. Hoy en día se conservan perfectamente el gran puente sobre el río Guadiana, el anfiteatro y el teatro, realmente únicos, un circo y varios monumentos extraordinarios como el Arco de Trajano o el Templo de Diana.
Hay más, desde luego, mucho más a escribir sobre Merida, al fin y al cabo han pasado ya mas de 2.000 años de aquello.
Por ejemplo, y para muestra un botón, un poco de arqueología barera…Quedamos con otro amigo, Jorge, en la tasca El Chinche, un lugar incalificable e inclasificable. No tiene rótulo de entrada, esta forrado de motivos toreros, los parroquianos se traen su propio picoteo o incluso comida, se juega a cartas horas y horas y… y ahi, «sirviendo» , esta el Chinche. El Chinche, hijo del Chinche, su padre. Y pongo entre comillas lo de «sirviendo» porque eso lo hace si le da la gana y cuando le apetece. Antes, si eres forastero, te tienta como a un toro y te somete a un autentico y furibundo ataque de esgrima verbal. Si le gusta tu defensa y réplica… has entrado en el cielo/infierno sólo accesible a nativos y naturales. No, no me gusta nada, pero nada, nada, el tema torero, pero creo qie la gente debemos incidir en lo que nos une, no en lo que nos separa.
Dicen que El Chinche tiene el vino mas barato de España, una rosado con gaseosa traicionero de esos que entran fácil con «la calor» y, una vez dentro, te montan una juerga en el cerebro de Padre y muy Señor Mio. Y empezamos antes del mediodia. Reconozco que huí a las pocas horas y que nunca he visto mas claro aquello de que, en ocasiones, «una retirada a tiempo es una victoria». Hoy hay, otra vez, cena de amigos y no es plan de quemar las naves…
Coincido aquí con el Festival Internacional de teatro clásico de Mérida. Imposible ir a ninguna representación porque, desgraciadamente, no me cabe, pero orgulloso de la numerosísima participación catalana en el evento. El teatro en Catalunya tiene una tradición importantísima y es apreciado en todo el Mundo. Nuestros representantes en el gremio son un orgullo.
Acaba el viaje con cena de todos los viejos amigos que no conocíamos, hablando de satisfacciones presentes y de proyectos futuros. Quien sabe… Laura, Mario y Jorge, un placer. Seguimos. Nos vemos por el Mundo.
Una enorme luna llena aparece para poner el broche a este viaje regalándome una imagen de colores impresionistas.