ZANGARRÓN
Autor: Jose Javier Sánchez Hernández
Material: cuero, crin de caballo y engalanes.
2.022, Zamora, España (EUROPA)
«Nadie explicárselo puede; son costumbres que aquí rigen. Ni papeles revolviendo ni en los archivos buscando, se halló lo que estamos viendo, ni cómo vino ni cuándo.Tan antigua debe serla rarísima función, que ya se debió perderla causa de su invención. Mas, como dice el refrán que costumbres hacen leyes, tan respetadas están como órdenes de los reyes»
Juan Ignacio Martínez de la Fuente (Sonzoles 1.914)
El origen del Zangarrón que se celebra en Sanzoles desde las vísperas del día 25 de diciembre por la tarde y también al día siguiente, 26 de diciembre, es incierto, como el de casi todas las máscaras del Mundo.
Esta mascarada es la primera de las numerosas que se celebran en la provincia de Zamora y, en general, en Castilla y León.
Dice la leyenda que la peste se extendía por el pueblo y los lugareños imploraban a San Esteban para que les librase de ella y, como esto no ocurría, el párroco sacó al santo en procesión. Los vecinos cansados de que el santo no escuchase sus plegarias decidieron apedrearlo. Un vecino, en desacuerdo con tales actos, se disfrazó de personaje enmascarado asustando a las gentes y defendiendo así al santo.
Si ese es ciertamente el origen del Zangarrón es algo que se ha perdido en los albores de la historia. Muchas veces, «estudiosos» poco exigentes preguntan razones al vecino con mas ganas de hablar y agradar, éste les cuenta una imaginativa versión bien regada con vino, y de eso se hace un doctorado.
Contra esa leyenda, el autor de esta pieza, José Javier Sánchez, además de artista estudioso del mundo mascarero, sostiene que ésta y otras máscaras ibéricas y europeas tienen un origen en usos tradicionales de nuestros ancestros con la función de defenderse y espantar a los lobos, el depredador natural de estas zonas rurales, hoy en vías de extinción pero hace poco más de un siglo el enemigo más temido por agricultores y ganaderos de estas zonas.
Como dato curioso comentar que la comida del mutis celebrada por los quintos, los danzantes, el tamborilero y el Zangarrón de Sanzoles, como final de la mascarada, tiene la particularidad de que no pueden hablar y, quien lo hace, recibe un vergazo y una multa que servirá para pagar los cafés y las copas posteriores a la comida.