LA MORT
Autor: Escola d Art d’Olot
Material: Fibra de vidre
1998-1999, Verges (Girona) Catalunya/España.
La Dansa de la Mort de Verges, en mi tierra, el Baix Empordà, integrada en la Procesión del Jueves Santo, tiene origen en la época medieval, cuando este género de danza, en el que unos esqueletos bailan al son de un timbal, estaba extendido por toda la Europa Occidental. El documento más antiguo que hace referencia a la Procesión de Verges data de 1666.
El cuerpo de esta danza está formado por dos grupos de cinco miembros. El primero, con la Dalla o Guadaña (capdanser), la Bandera, el Reloj y los Platillos ejecuta la coreografía. Son dos adultos y tres niños, con máscaras como la de referencia y vestidos de esqueletos.
El capdanser, conocido como «Dalla» o Guadaña por la herramienta que lleva en sus manos, va delante, siempre en posición de segar. La guadaña lleva una inscripción en latín, NEMINI PARCO («No perdono a nadie»), abre paso y fija el ritmo según se despliega la Procesión. A cada paso da una vuelta sobre sí mismo ocupando con la guadaña todo su entorno, segando por todas partes y avanzando de espaldas, porque la muerte llega a todo el mundo ya menudo coge por sorpresa.
La Bandera ocupa el centro de la danza, que tiene formación de cruz, y lleva dos inscripciones, NEMINI PARCO y LO TEMPS ÉS BREU.
En los laterales de la Bandera se sitúan los Platillos que muestran a los espectadores un plato con ceniza (de dónde venimos y en qué nos vamos a convertir).
El último de los danzantes, el Reloj, lleva un reloj sin brocas y en cada salto muestra con el dedo, aleatoriamente, una hora distinta, significando que la muerte puede llegar en cualquier momento.
El resto de integrantes, el Tabal y cuatro portadores de Antorchas, con las mismas máscaras de calavera pero encapuchados y vestidos con túnicas negras, avanzan siguiendo el ritmo.
Al final de la Procesión, la Muerte se rinde haciendo una reverencia ante el Santísimo en el interior de la iglesia y también en la escena final de la Crucifixión, manifestando así que nuestra vida y la decisión de cuándo nos llega la hora está en manos de Dios.
En su origen, las danzas de la muerte aparecieron como ritual para asustar a la Peste Negra que asoló Europa. Más adelante la Iglesia las hizo suyas para atemorizar a los fieles ante el Juicio Final, pasando a formar parte también de algunos dramas litúrgicos.
NOTA: Mi agradecimiento a la Associació La Processó de Verges por permitir que esta máscara forme parte de nuestra colección y por su ayuda en la catalogación.