De vuelta en Cuzco. De vuelta al Barrio de San Blas. Me podría quedar a vivir aqui un tiempo. Me gusta. Próxima etapa Puerto Maldonado.
Puerto Maldonado existe en muchos paises del Mundo. Es una de esas ciudades parasitarias de los dos grandes cocodrilos turísticos del Perú: Machu Pichu y Titikaka. Come de las migas que a esos dos monstruos les rebosan de las fauces al devorar a las masas turisticas.
Ellos, Puerto Maldonado y otras ciudades parecidas, viendo el enorme tirón de sus dos buques insignea, han querido tambien su parte del pastel y, para ello, han organizado, minimamente, sus pocos atractivos. Que tenemos el rio Madre de Dios y es afluente del Amazonas…BINGO; que hay un lago pezqueñin con 8 nutrias y 12 monos…pues lo hacemos Parque Nacional; que quedan los nietos de cuatro nativos que guardan los vestidos de ceremonia de sus abuelos…pues montamos el tablao. A partir de ahi, hacemos un par de kilometros de senda en la selva y cuidamos las plantitas y los loritos…y POKER!, ya podemos publicitar un destino turistico complementario a lo verdaderamente único.
Pero nada hay de malo, despues del palizón de viaje que hasta hoy ha resultado éste, en descansar dos o tres dias en un lodge de esos, ya sabeis, bungalows de madera y paja, cacatuas, tucanes, y plantas y florecillas varias. Son dias de descanso para comer bien, dormir planchado, escribiendo, leyendo y recuperando fuerzas…lavar ropa, duchas calientes, camas con mosquitera tipo Memorias de Africa…Bien merecido está el descanso y los dias finales del viaje prometen sacudidas que exijirán no ir arrastrado. No es cuestión de llegar a casa hecho un higo.
Obviamente, lo que si está terminantemente prohibido es participar, activa o pasivamente, junto a panzudos y entusiastas turistas en edad de desmerecer, con zooms como brazos ortopédicos y vestidos de Gran Explorador Blanco Bwana, en las actividades «de aventura» que estos establecimientos suelen ofrecer para solaz y entretenimiento de sus huespedes. La ingestión de esos paquetes turísticos, aunque sea en pequeñas dosis, puede mermar considerablemente la salud mental del que se considere viajero y, al fin y al cabo, su religión no le permite semejantes obscenidades. Faltaria más, oiga. Asi pues, nada de organizados «avistamientos» de loros, monos, jaguares y anacondas. Nada de paseitos por jardines botanicos y zoologicos pseudosalvajes. Nada de bailecitos y ceremonias para consumo occidental. Eso no hace bien a nadie. Ni al que dá ni al que recibe.
Tras este parentesis de descanso, bien limpito y comidito hay que ponerse en camino. Toca, con muchas etapas y kilometros, volver a casa.
Pues nada, al final si he podido contactar un ratito contigo mientras escribia el Diario. Salud hijo.