EQUIPO.- Las botas Panamá Jack. Pobrecillas mías. Tienen poco más de 4 meses. Me temo que la próxima vez que entre en una tienda de Panamá Jack las botas del escaparate saldrán corriendo a esconderse en el almacén.
Todo mi equipo se está ya resintiendo. Además de las botas, mis tejanos tienen ya poca vida más, y las camisetas técnicas empiezan a pedir clemencia. Y mi pobre sombrero… Vemos que se puede hacer.
GASTRONOMÍA.- Sin que tenga una gastronomía específica de relevancia, en Filipinas también se come bien. El slizzeer de las montañas, el pescado del mercado de Dante o el modesto adobo están muy buenos. Donde he comido mejor, es en el café Ganduyan Inatep de Norberto Carbonell, en Batalao.
PUEBLO/CIUDAD.- Port Barton…, no, La Cordillera…,no, no, sería injusto. Me quedo con TODO FILIPINAS.
ALOJAMIENTO.- West Point, en Port Barton. Lo lleva una pareja, Wilson y Aileen, siempre atentos a ayudar y hacerte sentir como en casa. Un lujo muy barato.
INTERNET.- Ramblelife.net Recién estrenado blog de viajes. Larga vida chicos!
TRANSPORTE.- El jeepney filipino es una pasada. Dicen que los primeros fueron una adaptación de los jeeps que abandonaron aquí los americanos después de la II Guerra Mundial. Son originales y espectaculares.
TREKK.- La ascensión al monte Pulag. Pero ojito.
MENCION ESPECIAL.- Ryan Baldino, mi guía en Kabayan. En el monte Pulag se portó como un jabato.