Equipo. – Murió mi teléfono. He comprado el mismo. Va bien y no estoy yo para nuevos aprendizajes.
Transporte.- Me encanta viajar en tren. Lo he dicho mil veces, lo sé. En Portugal funciona perfectamente y no es caro.
Alojamiento.- Lost Inn Lisbon, en Lisboa. Hostel tranquilo y elegante. Excelente desayuno y un buen detalle: cada dia a las 20 horas invitan a sangría. Flojita, refrescante y buena. Un aviso: nunca contratéis extensiones directamente en el alojamiento sin comprobar antes las ofertas en Booking.
Mejor el Urban Garden Porto Central Hostel. Un buen lugar para quedarte bloqueado por una pandemia…
Gastronomía.- Más que restaurantes, porque en Portugal la oferta es amplísima, platos que aquí no te puedes perder:
Bacalao. De la manera que te lo quieran cocinar, en Portugal es un valor seguro.
Sardinas asadas. Tremendas.
Vinho verde. Con aguja. Hay que probarlo. Muy frio. Con las sardinas es un bingo y sòlo con unas aceitunas, un queso portugués y un poco de pan ya casi has cenado. Por cierto, ojito, en Portugal todo lo que te ponen en la mesa es de pago: quesos, mantequilla, pan, aceitunas…
Más vino. El tinto Douro, la región vinícola de Oporto. Muy, muy, rebueno.
Todo el pescado es delicioso en Portugal. Ibérico. Una parrillada ha de caer sí o sí.
El cordero lechal. No es fácil de encontrar. Buenísimo.
Los pasteles. Portugal es una pastelería de lujo. Mis preferidos, los pastelitos de nata (que son de crema)
Para acompañar el pastelitos, un Ginja, vino dulce súbdito de alcohol
Pueblo/Ciudad. – He tenido muy poco tiempo para degustar Portugal y en unas circunstancias poco agradables pero tanto Lisboa como Oporto me parecen ciudades encantadoras. Por poco que pueda volveré.
Internet. – ¡Que decir del móvil e Internet! Cuando me quedé sin eso en medio de todo el jaleo se me cayó el Mundo encima. Mi más profunda admiración por los viajeros de antaño que no tenían esa arma.
Varios. – No sé. Este mes vamos a dejarlo. El puñetero coronavirus me ha quitado las ganas de escribir. Tenía muchos PLANES y proyectos al llegar, todavía en marzo. Muchos y bonitos. Todo ha quedado colgado en suspenso en un lugar de futuro incierto que desconozco. No sé.
Mención especial. – En Oporto, como he dicho, murió mi teléfono. Perdí todos los contactos y más. En la tienda donde compré el nuevo Miguel Lapa se apiadó de mi, me rescató el Whattsapp y me ayudó a reinstalar todo. Esas cosas, en medio de una pandemia aislado de tu gente y en un país extranjero son cosas que no se olvidan.
Pero sobre todo, Mención Especial para MI GENTE. Tenía muchas ganas de llegar a casa y ver a mi gente. Mucha. Quizás más necesidad que ganas.
De mi casa me estoy haciendo un hartón pero mi gente… Están aquí al lado y están muy lejos… Me entristece.