Rumanía (3) Brasov. Lobos y vampiros

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Desde Rau de Mori, carreteras locales de malas a peores que te llevan de Petrosiani a Voineasa, de ahi a Cetatea Poienari, Bran y, al final, Brasov. De ese recorrido, dos experiencias.

La primera, de camino a Voineasa, hay que hacer un puerto de montaña y el tiempo se pone cabroncete. Cada vez nieva más y no hay ni un bar ni un hostal en kilómetros. Me empiezo a poner nervioso porque no me lo veo nada, pero nada  claro. Si sigue la nieve nos vamos a quedar tirados y no tenemos cadenas. Arriba de todo,  ya acongojado, parece que veo un hostal. Baja mi compañera a preguntar si tenian noticias del estado de la carretera y si podriamos dar la vuelta a la montaña y llegar a Voineasa. Yo desde el coche veo que, entre el coche y ella hay…un lobo. ¡Si! Un lobo! Precioso, pero es una figura de lo mas amenazante. Enciendo el coche, me acerco a un metro de la puerta del hostal, ella sale sale y entra en el coche. El lobo, a diez metros, ni caso. Mirada prudente y nada mas. Buf, que chulada.

La segunda experiencia es mucho menos bonita pero también menos pelugrosa. En Cetatea Poienari está el verdadero castillo de Dracula. Abajo, un hostal rarote, sin encanto, tipo turistico. Muchas escaleras hasta llegar a un castillo en ruinas con poco o nada que ver. Ni las vistas. Un par de muñecos figurando hombres torturados y una caseta de recuerdos. No digo que no valga la pena pero sí que el tema del Castillo de Drácula está muy mal resuelto turística y culturalmente.

A otra cosa mariposa. Sí, son muy raros estos rumanos. Ya no es sólo que coman tortillas de huevo de gallina, es que fuman en los bares, hay sitios donde se puede aparcar sin pagar, las mujeres no llevan el bolso en bandolera, como si fuera impensable que les pudieran robar… Si se quedan sin trabajo se buscan la vida, emigrando en lugar de cobrar del Estado, y hacen un pan de pueblo que no se pone duro en una semana, con lo cual, claro, no hay manera de hacerse rico con productos de primera necesidad. Es normalísimo ver a gente de todas las edades haciendo auto stop y, lo que es peor, mucha gente para y les lleva. No sé, dan la impresión de tener pocas leyes, pocas prohibiciones…También hacen pocas obras públicas, pocas reformas. Se ven las de Ciaucescu, sobre todo puentes, presas y pantanos (os suena?), pero es como si despues del «caudillo», al que ya hace 30 años patearon el culo, los que le han sustituido no hubieran aprendido que, si no se hace obra pública, no se mueve dinerito y, por tanto, no caen comisiones ni cestas de Navidad… Yo les enviaría a unos cuantos políticos de los nuestros para que los civilizen y les enseñen «progreso» a tope.

Mira por donde me acuerdo ahora de nuestros politicos… y de sus santas madres.

En otro orden de cosas, Brasov no está mal. Punto. Que hay aqui para hacer? Callejear. Encontrar un bistro encantador, una pensión acojedora, ir a buscar el desayuno o la cena, hablar con el del café, beber un zumo de naranja, perderse, conocer, ver, oler…viajar. Nada más ni nada menos que viajar.

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