Catalunya (y 7) Tarragona (y 2). El Matarraña (y 2ª parte). Todo y nada

La comarca del Matarraña es todavia un entorno rural puro que muy pocos turistas, y muchos menos viajeros, conocen y disfrutan.

En un periódico, creo que El Heraldo de Aragón, la llamaron, tirando para casa, la Toscana aragonesa. En todo caso, a esta gente no les gusta que los comparen. Quizás tampoco les apetece que los promocionen mucho.

Y en realidad, en esta zona hay «poco» que hacer. Aqui no hay nada ni nadie… y està todo.

El día nace gris y lluvioso, como para pocas aventuras, y hay que conformarse con pillar la furgoneta e ir a ver los pueblos mediavales de la zona. Horta, Valderrobles, La Fresneda, Beceite…  En la Fresneda me paro a sacudirme entre pecho y espalda uno de los mejores entrecots a la plancha del mundo mundial en el bar La Plaza. Un entrecot de calibre 9 mm Parabellum de carne melosa y bien condimentada. Un sufrimiento. Pero, por un lado, ésta es una area con unos productos alimenticios de una calidad extraordinaria y de un precio asequible y, por otro, debo aumentar de peso antes de mi próximo viaje largo. Ya empieza a quedar poco. Tic, tac, tic, tac…otra vez. Si, en 10 días, me voy a Turquía y, luego, África.

Pero por ahora estoy aquí, cerquita de casa. Vuelo rasante.

Ya al mediodía, el sol se ha adueñado de la situación y ha tomado el mando del dia. Para bajar la comilona, un paseo de 6 km de ida y vuelta desde Beceite hasta el Embalse de Pena que une, en 25 km a la redonda, Valderrobles, Beceite y Fuentespalda. Son dos horitas en llano y las vistas al lago son preciosas. 

Olivos, pinos, almendros y cipreses. Espigas, margaritas y amapolas. Desde luego, esto no es un trekking, pero el festival de aromas y colores es de lo mas aconsejable. Templa el espíritu. Esos olores me transportan a cuando, a los 16 años, fui, en La Bisbal d’Empordà, domador de caballos españoles que se vendían en la Feria de Sevilla… Buf! No se yo si explicar eso… Venga!

En este trabajo en caballerizas, formaba también parte de mis obligaciones hacer de mamporrero. Si, también he sido mamporrero. Entre paréntesis, para quien no sepa lo que es eso, mamporrero es el que ayuda a los sementales equinos a cubrir a las yeguas. Es decir, el tipo que acerca el morro del caballo a la yegua para que le huela las partes y, una vez se pone caliente como un ajo tierno con el olor a celo, le ayuda a la monta, es decir le coje, sin ningún ánimo libinidoso, el…órgano viril, y mira que es grande ese órgano viril, y lo apunta a la vagina de la fémina equina para que penetre. Es un momento jodido, porque hay mucho nervio y confusión. Y tu has de ayudar al tema y fiscalizar que la monta es efectiva y, no correcta, si no correctísima porque la monta de un garañón vale dinero. ¿Y como se sabe si la monta ha sido buena.? ¡Joder, es que lo he de explicar todo! Pues si los testículos del caballo están flácidos y colgantes y la yegua está tranquila pues es que todo va bien. Si los testículos del semental están arriba apretados y la yegua está cabreada… mal vamos y hay que volver a repetir todo el proceso. ¡Ya ves!

Voy pasando de Catalunya a Aragón durante toda el día. Ni en los lugares ni en las personas veo más diferencias que las que las propias fronteras políticas producen. Las fronteras me parecen una solemne tontería.

Mañana más. Mañana plato fuerte: Barranc del Carrer Ample. Eso será chulo.

Me despiertan unas voces que descubro salen de unos altavoces que hay en las calles. No los había visto. De los altavoces, después de deleitarme con las notas cantadas de una jota la mar de alegre, sale una voz que da el pregón, las novedades locales que, antes, recitaba por las calles el pregonero del Ayuntamiento. Así me entero de que, el Domingo a las 9 de la mañana, viene a la plaza del pueblo un vendedor ambulante de «ropa económica» y que ayer se perdió por los alrededores el perro de una forastera. Es, el perro me refiero, de raza yorkshire, pelo castaño con dos trenzitas y tamaño pequeño. Difícil lo veo. El perrito en cuestión me da a mi al corazón que ha tenido un mal encuentro. Si de a 2 o a 4 patas ya no se yo.

El Carrer Ample es una travesía circular de 6 horas por las montañas de Els Ports, desde y hasta La Franqueta. Es una pasada.

Desde poco antes de la Cova Picasso se toma un sendero a la izquierda. Vas subiendo por el cauce de un rio o torrente hasta la Cova del Llop o Cau del Llop. Alucinante. Es una verdadera cueva prehistórica, que puede hacer de refugio y que, forzosamente, habrá sido morada de varias especies de animales, a secas, y tambien de otros màs o menos racionales. Restos de una fogata, mandíbulas, huesos varios y hasta el esqueleto entero de un bicho mas bien grandote…Y de guinda, ¡pinturas rupestres! ¿Si son «autenticas»? En el pueblo dicen que sí. Parecerlo lo parecen. Son guapas.

Y todo en medio de la nada, un terreno de lo mas inhóspito. Paisaje lunar. Hasta el color del cielo es de otro planeta a veces. Bien poca cosa crece y sobrevive en este terreno pétreo y ventoso. Algunos matorrales, alguna flor de cactus, un árbol aquí y allá. Supervivientes.

Después, ya vas bajando y, como en un abracadabra de cuento, te encuentras en un oscuro sendero por medio de un bosque húmedo y frondoso que parece mentira que esté allí.

Al final, una hora después, cruzas un caminito estrecho partiendo en dos una tartera abismal que, si miras para abajo, pide vértigo a gritos, y sales a un magnífico camino local  para tartanas, todo cuesta abajo. Es una «carretera» con toda la pinta de antigua ruta de contrabandistas, huidos y somatenes y con unas vistas magnificas a toda la comarca que te lleva otra vez a La Franqueta. Pim, Pam, Pum. Ha sido un cuento. Un precioso cuento.

Ya se han hecho casi las 6 de la tarde, tengo un hambre voraz y voy a parar al Bar restaurante Grau, en la plaza de Horta de San Joan. Allí me pulo una tabla de quesos y embutidos y, para regarlo, casi toda una botella de tinto fresco. Con eso y un bizcocho… Ha sido una jornada y unos días de lo màs, mejor, superior. 

¡Madre de Dios y del Amor Hermoso! ¡Qué tierras!




Catalunya (6) Tarragona (1). El Matarraña (1ª parte). Heroes.

A un tiro de piedra de Barcelona, en la frontera de Aragón y Catalunya, está el Parque Natural del Port. Es la zona del rio Matarraña, un paraíso para senderistas entre Catalunya y Aragón). Horta de Sant Joan, Calaceite, Valderrobles…

Y hace ahora 10 años, el 21 de julio, aqui murieron Jaume, Ramón, Jordi, David y Pau.*

¿Qué quienes son Jaume, Ramón, Jordi, David y Pau? Pues, sin apellidos, son nuestros padres, nuestros hijos, nuestras parejas. Son, fueron, bomberos del GRAF que dieron su vida por apagar el fuego que un imbécil inició, por negligencia, y a los que no hay que olvidar. En mi casa, en el Empordà, pasó lo mismo y un montón de bomberos y voluntarios también se jugaron la vida para salvar el patrimonio de todos. En Horta de Sant Joan el fuego arrasó la zona norte del mazizo Ports de Tortosa-Beseit y se llevó 5 vidas.

Viajar, viajar….

Pues eso, ya estoy en las riberas del rio Matarraña. La impresionante fuerza de recuperación de la Naturaleza hace que de aquel fuego no quede más que el recuerdo. Es una maravilla. No hace ninguna falta dar la Vuelta al Mundo para viajar. El Mundo es enorme y está lleno de mundos que explorar, algunos lejísimos y otros cerquísima. Y este es uno de esos mundos. En realidad un viaje no se mide por los kilómetros que haces sino por los momentos que vives.

Estás en viaje cuando sales de una vida agendada y te dispones a tener sorpresas. Estás en viaje cuando pones el despertador a las 7,30 pero a las 6,30 ya estás despierto porque, para ti, hoy es Día de Reyes. En viaje cada día es el Día de Reyes y tienes mucha prisa por levantarte porque sabes que habrá regalos, sorpresas. No sabes qué regalos, pero habrá regalos. Tampoco importa el regalo, como en un viaje no importa el destino, importa el desenvolver el regalo, ese camino en el que vas imaginando que habrá dentro y ….

Y es que el viaje es pura vida y la vida es un regalo. La vida no es un valle de lágrimas, que a nadie le engañen. Quizás si no te despiertas cada día como si fuera la mañana de Reyes es que no estás viviendo tu vida. A saber.

Encuentro alojamiento en Arens de Lledó. Aquí, en el Teruel fronterizo con Catalunya y viceversa, el río Matarraña da nombre a toda una zona con pueblos llenos de historia, ciudadelas medievales, cuevas, ermitas, conventos, castillos y paisajes impresionantes en una tierra de inviernos helados y veranos infernales. A mi me encanta venir de vez en cuando.

Un imprescindible en la zona es subir a Santa Bárbara, una montaña de 750 metros justo enfrente de San Joan dels Horts, con el convento de San Salvador en la falda y una cruz de hierro en la cima. Y allí me voy. No miro los letreros que marcan el sendero y subo a piñón fijo. Campo a través. Es la costumbre. Subir no tiene ningún problema y estoy en la cima en 45 minutos. La bajada es más cabroncita. Me equivoco y me encuentro en medio del bosque sin salida. Vuelvo para atrás y encuentro el camino. Precioso. Esta montaña me recuerda, nada más y nada menos que al Uluru. Las vistas son espectaculares. Una pareja de águilas sobrevuela la montaña. Magníficas.

Poca flor crece aquí. Sólo en rincones escogidos. Estás no son tierras de florituras. Mucho campo de cultivo creado a base de incansable trabajo duro y mal remunerado. Montañas peladas y bosques secos. Matorrales y espinos. Cientos de ultramodernos molinos de viento sin nada que ver con sus predecesores que batallaron con El Quijote. No hay ningún Quijote por aquí. Aquí son todos duros agricultores que dan toda su vida al campo. Día a día, mes a mes, año a año. Poca vida hay ahí.

Es zona también de ruinas de poblados ibéricos: Calaceite, Calanda… Me pilla el atardecer en el de Calaceite. El sol va bajando por una ladera y la luna subiendo por la otra en el diario espectáculo de desencuentro de nuestro dos astros antipodianos. Hora bruja, hora mágica y silenciosa. Solo hablan los pájaros. Y flojito. Me siento en paz y sonrío. La vida que he escogido me hace feliz. Estoy cómodo. Creo que, el día que no sea así, cuando mi vida me venga pequeña o me venga grande, me quitaré este traje y correré en pelotas a buscar otro que me siente bien. No hay tiempo que perder.

La ascensión a  Roques d’en Benet (1.017 metros) es otro de los gustazos que te puedes dar por aquí. Son 3 horas de caminata ida y vuelta. Primero enfilas un camino de carros que te va enseñando la montaña poco a poco y, después, un senderillo que te lleva a una resbaladiza tartera final hasta la cima. Allí, las vistas son todavía más impactantes que en Santa Bárbara y el parecido con el Valle de los Vientos australiano me desconcierta. ¿Estoy en casa? Por un lado, pueblecitos rodeados de campos de cultivo, los molinos de viento enmarcando el horizonte, el cielo claro. Por el otro rocas, bosques y mas cultivos. Lo dicho, una gozada.

La comarca del Matarraña me tira. No sé qué tiene, quizás su silencio. Yo valoro mucho el silencio. Me dicen que hay gente que al llegar a casa pone la televisión. Bueno, cuidado con ese bicho. Esta es una tierra silenciosa que llama al recogimiento y a las sensaciones hondas, a la reflexión tranquila y a saborear Naturaleza. Mira por donde, a mi, con este silencio, me ha dado por escribir sobre la vida y la muerte…

* En recuerdo de Jaume Arpa, Ramón Espinet, Jordi Moré, David Daigües, Pau Costa y sus familias.